He descubierto en estos dos años que la vida espiritual es muy similar, y me di cuenta por qué parecía que no progresaba... No rompía músculos espirituales.
Hay que dedicar largos tiempos a la oración, entrar a la capilla sin límites de tiempo, aunque no sientas nada o ya te dé fastidio. A veces hay que "sufrir" la oración, aguantar más tiempo de lo cómodo, "sudarla". Puede parecer que estás perdiendo tu tiempo, pero solo así crecerás, empezarás a escuchar la voz silenciosa de Cristo, gustarás la oración. "La oración es el oxígeno del alma".